jueves, 30 de mayo de 2013

SISTEMA MUSCULAR

SISTEMA MUSCULAR

El sistema muscular está formado por el conjunto de músculos esqueléticos, cuya misión es el movimiento del cuerpo. Junto con los huesos constituye el aparato locomotor, del cual es la parte activa, puesto que los músculos son los responsables de los movimientos de los huesos.

Los músculos esqueléticos se contraen como respuesta a impulsos nerviosos. Estos impulsos viajan por nervios motores que terminan en los músculos. La zona de contacto entre un nervio y una fibra muscular estriada esquelética se conoce como unión neuromuscular o placa motora.

El cuerpo humano tiene más de 600 músculos. Estos músculos se unen directa o indirectamente (mediante tendones) a los huesos y generalmente trabajan en pares antagónicos, cuando uno se contrae el otro se relaja.






Las enfermedades que afectan al sistema muscular pueden ser producidas por algunos virusque atacan directamente al músculo, también se experimentan dolencias por cansancio muscular, posturas inadecuadas, ejercicios bruscos o accidentes.
Algunas enfermedades y dolencias que afectan al sistema muscular son:
  • Desgarro: como vemos en la imagen es una ruptura del tejido muscular.
  • Calambre: contracción espasmódica involuntaria, que afecta a los músculos superficiales.
  • Esguince: lesión producida por un daño moderado o total de las fibras musculares.
  • Distrofia muscular: degeneración de los músculos esqueléticos.
  • Atrofia: pérdida o disminución del tejido muscular.
  • Hipertrofia: crecimiento o desarrollo anormal de los músculos, produciendo en algunos casos serias deformaciones.
  • Poliomielitis: conocida comúnmente como polio. Es una enfermedad producida por un virus, que ataca al sistema nervioso central, y ocasiona que los impulsos nerviosos no se transmitan y las extremidades se atrofien.
  • Miastenia gravis: es un trastorno neuromuscular, se caracteriza por una debilidad del tejido muscular.


Parte primera: Diagnosticar la situación

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    Llama a un servicio médico de emergencias si:

    • La persona oyó un crujido extraño durante la lesión.

    • La persona no puede caminar.

    • Si hay mucha inflamación, dolor, fiebre, sangrado, o heridas abiertas.

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    Intenta averiguar el grado de desgarro o rotura del músculo. Hay diferentes grados de lesión:
    • Desgarro muscular de primer grado. Tambien se le llama “músculo extendido”. Produce una ligera molestia y no hace que se pierda demasiada fuerza en el músculo afectado. Normalmente indica que aproximadamente un 5% del músculo se ha desgarrado. Seguramente se podrá mover completamente el músculo sin sentir mucho dolor.

    • Desgarro muscular de segundo grado. El dolor es un poco más que simplemente una molestia. El músculo no se ha roto del todo, pero casi. Quizá se pueda notar, al tacto o incluso con la vista, un bulto bajo la piel. Esta es la parte donde se ha producido el desgarro, y es la zona que se estaba contrayendo cuando se liberó la presión violentamente al romperse parte del músculo. Quizá se pueda contraer el músculo, pero no hasta el final del movimiento, porque produce mucho dolor.

    • Desgarro muscular de tercer grado. El músculo se ha partido en dos y ya no es posible contraerlo. El dolor es muy intenso. La parte del músculo que se contrae forma un gran bulto, y seguramente se puede observar la hemorragia interna. Se necesita cirugía para reparar el músculo.

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    Si piensas que pudieras sufrir un desgarro muscular de tercer grado, llama a un médico inmediatamente. Deberías acudir a un hospital a que te examinaran en el departamento de emergencias.

    • Algunas roturas de segundo grado también debería examinarlas un doctor. El médico podrá prescribirte algunos calmantes para el dolor y darte recomendaciones útiles.
    • Los desgarros de primer grado, normalmente, no necesitan atención médica.
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    Deja de hacer lo que sea que estuvieras haciendo, sea ejercicio u otra cosa. Esto es de sentido común, pero mucha gente continúa trabajando, aun a pesar del dolor, y la lesión se hace más grave aún.

Parte segunda: Tratamiendo de un desgarro muscular1

  1. Aplica paños de agua fría o hielo en el área dañada por unos 20 minutos. Esto ayudará a reducir la circulación sanguínea en el músculo y reducirá la inflamación.

    • Continúa aplicándote hielo, o paños fríos en la zona por unos 10 ó 15 minutos cada hora.
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    Venda la zona lesionada de manera ajustada, pero no apretada. Manten el área lesionada levantada sobre la cabeza para reducir la presión sanguínea en el músculo dañado.

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    Puedes tomar un calmante para el dolor sin prescripción médica como aspirina o ibuprofeno. Los menores de 18 años no deben tomar aspirina, pues el consumo de aspirina en menores se ha relacionado con el síndrome de Reye.

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    Intenta no utilizar el músculo afectado durante, al menos, 72 horas, y evita levantar ningún peso. Usa una bolsa de hielo si necesitas utilizar el músculo (por ejemplo, para andar en la casa). Puedes aplicarte frio durante 15 minutos 3 ó 4 veces al día. A partir de las 72 horas, puedes alternar el frio y el calor en la lesión.

    • El frío te ayudará a contener la inflamación, mientras que el calor permitirá que la sangre que se acumule alrededor de la herida se disuelva y reabsorba.
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    Empieza un programa de rehabilitación cuando ya te sientas mejor. Empieza más tarde cuanto peor haya sido la lesión. Quizá debas solicitar el consejo de un profesional antes de comenzar, pues el músculo es mucho más propenso a desgarrarse de nuevo.

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    Trata de recordar todos los pasos del tratamiento para un desgarro muscular.
    • Proteger la lesión. Utiliza un vendaje suave para evitar que la zona lesionada se mueva y empeore.

    • Descansar. Debes dejar de utilizar el músculo afectado al menos un día entero.

    • Aplica hielo. Hazlo tan pronto como sientas la lesión, y regularmente durante las primeras 72 horas.

    • Comprime la lesión. Aplica un vendaje bien ajustado alrededor del músculo.

    • Eleva el músculo afectado. Mantén la zona lesionada en alto para reducir la inflamación.



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